Se cree que en Irlanda hay hasta 200.000 personas -en su mayoría mujeres- afectadas por trastornos alimentarios, y se calcula que cada año aparecen 400 nuevos casos. En este artículo se enumeran algunas formas de apoyar a un ser querido que tiene problemas con la comida.
El número de personas que padecen alguno de los diversos trastornos alimentarios, como anorexia, bulimia y trastorno por atracón, aumenta cada año. Las familias de todo el país se esfuerzan por ayudar a alguien que padece un trastorno alimentario, pero existen múltiples formas de apoyar a un ser querido que se enfrenta a problemas alimentarios.
1. Comunicar la preocupación
Si le preocupa que un ser querido pueda padecer un trastorno alimentario, infórmese sobre los signos reveladores. Por ejemplo, saltarse comidas, ir al baño después de comer, comer en exceso hasta enfermar o hacer más ejercicio para quemar la comida.
Los cambios psicológicos pueden incluir fluctuaciones del estado de ánimo, dificultades en las relaciones y retraimiento social. Los cambios físicos pueden incluir pérdida de peso, fatiga y pérdida del ciclo menstrual.
2. Si su investigación sugiere que puede haber un problema, utilice este conocimiento para iniciar una conversación
Hágale saber con delicadeza que está preocupado y describa específicamente lo que ha observado que le ha causado inquietud. Esto le dará la oportunidad de reconocer el problema.
Es importante aceptar que la persona tiene que reconocer el problema y, en última instancia, tomar la decisión de avanzar hacia la recuperación.
Si la persona no acepta que hay un problema, intenta no desanimarte. Sé paciente y hazle saber que estás a su disposición para seguir hablando del tema, si así lo desea.
También es buena idea dejar información escrita relevante para que la lea la persona.
3. Apoyar, no arreglar
Intenta demostrar que no intentas "arreglar" a la persona ni hacer que deje de hacer lo que hace.
Explícale que comprendes que lo que están haciendo les ayuda a sentirse seguros. Anímale a hablar lo más abiertamente posible sobre su situación y pregúntale qué le gustaría que ocurriera. Intenta negociar juntos una solución y pregúntale qué necesita para reducir el estrés que está experimentando.
4. Informarse
Aprenda todo lo que pueda sobre los trastornos alimentarios: esto no sólo aumenta su capacidad de empatía, sino que también mejora su comprensión de la enfermedad.
Aunque la comida, el peso y la imagen corporal forman parte del cuadro, mostrar que entiendes que hay algo más que preocupa a la persona puede tranquilizarla enormemente.
Una persona con un trastorno alimentario a menudo tiene pánico al cambio y puede que no sea capaz de imaginar vivir sin el trastorno alimentario,
Pensar en un trastorno alimentario como un mecanismo de afrontamiento puede ayudar a quienes rodean a la persona a entender por qué puede ser difícil para ella dejar atrás el trastorno alimentario.
Si puedes reconocer que el trastorno alimentario sirve a un propósito concreto, podrás entender mejor por qué la persona puede querer mantener el trastorno alimentario, ya que le hace sentirse segura.
5. Buscar ayuda profesional
Recuerda que resolver esto no es tu trabajo; hay mucha ayuda profesional disponible. Comprende que el nivel de intervención depende de la edad de la persona, del grado en que su salud se vea comprometida como consecuencia del trastorno y de sus condiciones de vida y alimentación; por ejemplo, si vive en casa o fuera de ella.
Apoye a su ser querido para que busque la ayuda de un profesional, aconseja, y añade que un buen punto de partida puede ser sugerirle que haga una visita al médico de cabecera.
Se pueden explorar distintas opciones de tratamiento, como la derivación a un nutricionista, un consejero o terapeuta especializado en este campo o a opciones de tratamiento más intensivo, como tratamientos ambulatorios o en régimen de hospitalización. Una vez más, anímale y ayúdale a recuperarse.
6. Crear un plan de comidas
Si vives con una persona que padece un trastorno alimentario, ofrécele ayuda para elaborar un plan de comidas; esto es crucial en la recuperación. Hable de lo que es realista. Haga hincapié en la importancia de desayunar, comer, merendar, tomar el té y merendar por la noche como forma de introducir de nuevo un patrón regular de alimentación.
Es necesario normalizar la alimentación mediante comidas regulares y la reintroducción de determinados tipos de alimentos.
7. Tener en cuenta los problemas que plantea comer fuera de casa
Comer fuera de casa puede provocar todo tipo de ansiedades a una persona con un trastorno alimentario. Sin embargo, la experiencia de hacerlo es importante para seguir normalizando las conductas alimentarias. Puede ser útil planificar con antelación con la persona, por ejemplo, el lugar, el horario y el menú.
Es importante discutir qué es manejable y realista en términos de alimentación y qué apoyo pueden necesitar. Una persona puede sentirse sometida a escrutinio cuando sale a comer con la familia en alguna ocasión. Mantener una conversación variada y centrarse en el aspecto social de salir puede ayudar a aliviar esta sensación.
8. Ofrécete para ir juntos a comprar comida
Los supermercados pueden ser lugares increíblemente desalentadores para alguien con un trastorno alimentario.
No sólo pueden ser lugares muy concurridos, explica, sino que la oferta de alimentos puede ser abrumadora y el cerebro puede entrar en sobrecarga comparando opciones calóricas.
Ofrécete a acompañarle. Haz primero una lista y ayuda a la persona a recorrer los pasillos y a ceñirse a lo previsto.
Si habéis creado juntos el plan de comidas, puedes convertirte en un apoyo para ayudar a la persona a ceñirse a la lista que apoya el plan que habéis hecho.
9. Separar a la persona del trastorno
Recuerde que el comportamiento de la persona suele ser un síntoma del trastorno y no un reflejo de su carácter.
Independientemente de la conducta alimentaria desordenada que esté llevando a cabo una persona, se producirán cambios: en su cuerpo, en su forma de pensar, en su forma de comportarse y en su forma de relacionarse con la gente.
Durante este tiempo, se encuentran mal y relacionarse con ellos puede ser cada vez más difícil.
A veces puedes sentirte confuso, enfadado, triste, agotado, impotente. Aceptar estos sentimientos en ti mismo y tratar de no culpar a la persona con el trastorno es una de las cosas más útiles que puedes hacer en tus esfuerzos por dar apoyo.
10. A vista de pájaro
No utilice la comida y el peso como único criterio para medir el progreso de su ser querido en la recuperación de un trastorno alimentario.
La recuperación será diferente de una persona a otra y el proceso de recuperación será único para cada individuo. Incluye elementos tanto físicos como psicológicos: desde la mejora de los resultados sanguíneos, la reanudación del ciclo menstrual en las mujeres y la mejora del estado de la piel hasta el aumento de los niveles de energía y concentración, el renovado interés por las relaciones sociales y la mejora de la autoestima.
11. Cambia el enfoque de la comida a los sentimientos
Haz preguntas basadas en los sentimientos, no en la dieta. "¿Cómo te sientes?" es más delicado que "¿Cómo va tu dieta, estás comiendo más? Esfuérzate por utilizar frases con 'yo' cuando hagas comentarios sobre el aspecto o el estado de ánimo, añade:
Me he dado cuenta de que estás más tranquilo" o "te veo un poco cansado" es mejor que "últimamente estás de muy mal humor".
12. Ser el canario en la mina
A veces, un miembro de la familia se da cuenta de que algo va mal, mientras que otros no lo ven o lo niegan.
Si sospecha que un ser querido padece un trastorno alimentario, busque apoyo e información.
Habla con tu médico de cabecera. O con una organización como Lois Bridges.
No hay nada malo en comentárselo. Es importante tanto aceptar que existen límites en su responsabilidad como comprender que, aunque el apoyo y el ánimo de los familiares/amigos es vital, es responsabilidad de la persona que padece el trastorno alimentario realizar los cambios necesarios para su recuperación.
13. Ser fuente de esperanza
Nadie quiere estar enfermo, pero a veces una persona puede estar tan atrapada en el trastorno y en el bajo estado de ánimo que lo acompaña, que se siente indigna de recibir apoyo.
Comunique que cree que la recuperación es posible y que cree en la capacidad de su ser querido para recuperarse.
Es importante que, aunque sufra de falta de confianza en sí mismo, usted sea una fuente constante de seguridad y confianza.
Mantener la esperanza en alguien hasta que sea capaz de mantenerla por sí mismo puede ser muy alentador.
14. Lento y constante...
Acepte que el cambio no se producirá de la noche a la mañana.
Aunque pueda parecer un ritmo frustrantemente lento, tenga en cuenta que la persona carece de la capacidad de superar el trastorno rápidamente y que no existe un plazo concreto para la recuperación. Acepte que el progreso será gradual e incluirá retrocesos. Un lapso en la recuperación es extremadamente común. Cuando esto ocurre, puede indicar que se necesita apoyo adicional o que hay que explorar mecanismos de afrontamiento más eficaces. Esto puede evitar nuevas recaídas.
15. Apóyate
La experiencia de ayudar a una persona a superar un trastorno alimentario puede afectar considerablemente a las familias.
Es importante reconocer tus propias necesidades de apoyo e identificar mecanismos de apoyo para ti en este momento.
Esto implica no sólo identificar una necesidad de información y conocimientos prácticos, sino también encontrar un espacio de apoyo para uno mismo.
Fuente: Irish Independent