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Estrategias de ayuda para afrontar un trastorno alimentario durante el bloqueo por coronavirus

La pandemia de COVID-19 está afectando a la salud mental de muchas personas de formas que quizá no habíamos previsto. Para cualquiera que se enfrente a un trastorno alimentario, el bloqueo por coronavirus plantea algunos retos únicos. Exploramos algunas estrategias que pueden ayudar.

Vivir con un trastorno alimentario puede ser complicado en el mejor de los casos. Si eres una de esas personas que entran en esta categoría, o si cuidas de alguien que lo hace, sin duda estás acostumbrado a tomarte las cosas día a día y a afrontar los retos según van surgiendo.

Sin embargo, la pandemia de coronavirus es una situación sin precedentes y con ella vienen dificultades sin precedentes. Para cualquiera que se ocupe de anorexiabulimiatrastorno por atracónu otro tipo de trastorno alimentario, las presiones impuestas por el encierro pueden pesarle especialmente.

En primer lugar, todos nos enfrentamos a cambios en nuestra rutina habitual y a muchas incógnitas. Por otra parte, la situación ha planteado muchos problemas relacionados con la alimentación -pensemos en las estanterías vacías de los supermercados y las preocupaciones en torno a la compra de alimentos-, junto con normas sobre el ejercicio y la socialización que pueden exacerbar sus ansiedades.

Los cambios en la vida cotidiana y en la rutina pueden tener un efecto muy real en el tratamiento de un trastorno alimentario. Por ejemplo, los cambios en la forma de hacer ejercicio, vivir con alguien que hace acopio de comida y resiste los impulsos de darse un atracón, o no poder acudir a las citas individuales o en grupo con los profesionales de la salud, pueden tener consecuencias. El encierro nos ha despojado de muchas de nuestras estrategias de afrontamiento saludables. Por ello, es posible que resurjan viejos hábitos.

Para quienes padecen trastornos alimentarios, es probable que los largos periodos de tiempo en casa desencadenen ansiedades, síntomas y formas de afrontamiento muy específicas. Para los que se han encontrado con estilos de afrontamiento poco saludables, se trata de encontrar otros nuevos más sanos que puedan utilizar durante estas circunstancias actuales.

Estrategias de ayuda

Si usted está lidiando con alguno de estos problemas, lo principal que debe recordar es que sus preocupaciones merecen atención. Aunque la atención de los medios de comunicación se centra, como es comprensible, en el coronavirus, las tristes historias que estamos escuchando no disminuyen las luchas por las que estás pasando.

La comunicación es fundamental. Hablar con alguien de confianza sobre cómo te sientes e idear juntos un plan de acción para seguir adelante te ayudará.

Es importante que mantengas tu rutina diaria en la medida de lo posible y que sigas un plan de alimentación regular que te funcione. Escribe un plan para cada día la noche anterior, así sabrás lo que vas a hacer desde el momento en que te levantes. También puedes hacer un plan de alimentación aproximado para la semana que tienes por delante, para que no te pille desprevenido.

Mantenga un ritmo de sueño regular, limite el tiempo que pasa en las redes sociales e intente no incurrir en conductas negativas (es más fácil decirlo que hacerlo, lo entendemos). Escriba una lista de "razones para seguir en recuperación" que le recuerde por qué hace lo que hace y cómo debe seguir por el buen camino. Lleva un diario de cómo te sientes y de los pasos positivos que has dado ese día. Y piense en la mejor manera de incluir el ejercicio en su día a día, teniendo en cuenta que las necesidades de cada persona son diferentes.

Aprender a tranquilizarse es vital. Esto puede adoptar la forma de un "kit autocalmante" que puede apaciguar las emociones difíciles que estás tratando de gestionar.

Utilizar los cinco sentidos puede ser útil: por ejemplo, escuchar música tranquilizadora o energizante cuando te sientas provocado; para el tacto, poner sábanas limpias en la cama; o para la vista, mirar algo bonito. Escriba una lista de las cosas que le reconfortan y utilícela como herramienta para mediar en los desencadenantes.

También es buena idea mantenerse al día con el plan de tratamiento o el terapeuta, aunque sea virtualmente. Muchos terapeutas ofrecen citas por teléfono o vídeo en este momento. También hay líneas telefónicas de ayuda a las que puedes llamar y que, aunque no sustituyen a la terapia, pueden ayudarte en momentos de crisis.

Tenemos que tener días malos para saber lo que son los días buenos. En los días buenos, celebre los pasos adelante que se han dado, por pequeños que sean. Por encima de todo, recuerde que la recuperación siempre es posible, no hay una forma correcta o incorrecta de conseguirla, cada persona es diferente y, por lo tanto, su recuperación es y será única para ella. Nunca te rindas, siempre hay esperanza.

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